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Libro 6 95 - 99 Cada una de estas páginas contiene 5 cartas |
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Ignacio
- Portador de Dios. El mundo actual necesita héroes, y héroes de fe.
Es tan corriente buscar y ceder a los deseos de la carne; al sexo, o la
droga, al alcohol, que muchos jóvenes están reaccionando contra los
placeres pasajeros. Otra vez el Espíritu de los mártires vuelve al
Cristianismo. Precisamente cuando algunos hablan de una era "pos
cristiana", muchos jóvenes están muriendo por la justicia y el
amor. El ejemplo de San Ignacio de Antioquia nos enseña muchas luces
que brillan en las tinieblas actuales. Cuando el fue tomado preso en
Siria para ser llevado a Roma, Ignacio escribió muchas cartas a los
Cristianos. En la carta a los Romanos leemos del espíritu de un héroe
decir, "Yo voy escribiendo a todas las iglesias, y a tosas les
encarezco lo mismo: que moriré de buena gana por Dios. Soy trigo de
Dios y he de ser molido por los dientes de las fieras". Sufrir y
morir amargado y resentido, lleno de violencia y ganas de matar, es típico
de las personas que mueren sin Fe. Peor todavía, es un don de Dios que
necesitamos en Bolivia. Morir de buena gana por Dios, por mis hermanos,
por mi pueblo es la inspiración profunda de los héroes de la Fe.
"Dejad que sea pasto de la fieras, ya que ello me hará posible
alcanzar a Dios", escribió Ignacio. El
otro día un hombre nos contó sus experiencias durante cuatro años y
medio en Argentina, durante la violencia. Portador de muchos secretos de
los guerrilleros sufrió torturas horribles casi todos los días durante
seis meses. En principio su alma se llenó de odio, terror y venganza.
Pero después de unos tres meses recibió una noche una gracia muy
grande. Con su cuerpo sangrando y sus heridas picando, escuchó a una
voz decirle: "Hermano, no sufras solo, sufres mal. Sufre conmigo.
Juntos llevamos una sola Cruz. Permíteme a mí llevar el peso sobre mis
hombros. Pero anda en pos de mí. Sí, anda e imítame muy de cerca. La
luz desapareció. Pero una fuerza entró en su alma y un amor muy grande
llenó su corazón. Por primera vez en su vida, sintió la presencia de
Cristo llenando su corazón. El amor hacia sus compañeros crecía
mucho. Pero lo raro era el amor hacia sus perseguidores. Otra vez la voz
le dijo, "No resistas los golpes. No grites como antes. Piensa en
mi Cruz. Piensa en tu pueblo. Piensa en tantos jóvenes perdidos en la
droga, en el sexo. Voy a darte fuerza para vencer. Voy a bendecir muchos
soldados y muchos verdugos por tu sufrir". El nos dijo que los
otros presos comenzaron a preguntarle de su cambio, y muchos de ellos
murieron mártires por la liberación de su pueblo. El mismo recibió
muchas bendiciones especiales. Nunca hemos visto a una persona más
desprendida de bienes materiales, más cariñoso con los pobres, los
drogadictos de la calle y los niños abandonados.
"Para llegar a ser pan limpio de Cristo hay que morir",
escribió Ignacio. Entre las gracias más preciosas en el Cristianismo
es la valentía de los mártires y la fortaleza de la virgen María a
los pies de la Cruz, de pie ofreciendo la muerte de Jesús por nosotros.
Los héroes de la Fe están ganando la Gracia de conversión para toda
Latinoamérica. La sangre de los mártires es la semilla de la Fe.
"Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere se queda muy
solo. Caer en la tierra y morir produce mucho fruto", dice el Señor.
El martillos de las pequeñas cosas es el pan de cada día para los
cristianos. Tan fácil es cantar, "Para mí el morir es
vivir". Tan fácil es vivir así. "Pero, si logro el martirio,
entonces seré liberado por Jesucristo y Resucitaré libre con El.
Ahora, en medio de mis cadenas, es cuando aprenderé a no desear
nada".
Domingo ese "Día del Señor", el "Día de la
Cosecha". La Resurrección de Jesús es como cosechar el fruto de
su trabajo en la Santa cruz. La obra más grande de toda la historia
humana es un "morir para vivir". El "Héroe de Viernes
Santo" es el mismo Jesucristo del "Domingo de la Pascua".
El primer paso sobre las tinieblas. Hay que acercarse a El que es pura
luz para vivir feliz en el día de la cosecha. En el señor del universo
no hay ignorancia ni error, no hay confusión ni terror. La noche oscura
de cada Viernes Santo está disipada por la Luz de la Cosecha en el día
de la Gloria. Cuando los creyentes celebran la Eucaristía cada uno debe
cosechar a Cristo- Luz presente en palabra, en Signo y en Gesto Pero la
cosecha más grande es cosechar la Luz que brilla en la hermandad, en la
comunidad que celebra la Pascua del Señor. Celebrar es cosecharlo que
sembramos al creer en el Señor. Cosechamos lo que sembramos en canto,
en lectura y en palabra.
La segunda cosecha en el "Día del Señor' es disfrutar la
libertad de los Hijos de Dios. "Cristo rompe las cadenas y nos da
la libertad", en el día del descanso. Tantas personas están
muertas en vida por la tristeza y el dolor, y cuántas más viven atadas
por la angustia y el terror. "El día de la cosecha" es el
tiempo libre de los trabajos para descansar en el Señor. Hay seis días
para usar las criaturas materiales y para amar a las personas humanas.
Pero hay un día cada semana para descansar en el Señor. Mi alma
descansa solo en mi Dios y «el día de la cosecha' es el momento más
libre de todas las esclavitudes del mundo del trabajo para descansar en
el Señor. Algo muy maravilloso sale del "ocio" en el día de
la cosecha. El descanso espiritual en mi Dios produce una sanación
profunda del "estrés" y tensión en mente y corazón. Solo
Dios hace a cada persona feliz orando y meditando, leyendo y
contemplando los Misterios de la Salvación. La tercera cosecha para los cristianos que aprenden a descansar en el Espíritu de Amor, es pasar de los odios y las amarguras a las esperanzas y las alegrías en el Señor. La victoria en el combate espiritual es el fin del Día de la Cosecha. El fruto del negocio corporal está en el ocio espiritual, y la fuente de la paz social está en la cosecha personal. Seis días tenemos cada semana para enriquecerla antigua creación, pero hay un solo día para ennoblecerla nueva persona feliz en el Día de la cosecha y renueva la faz de la creación en los días del trabajo. Sí, solo Dios hace a cada persona feliz, principalmente en el Día de la Cosecha, el día del Señor.
¡Qué importante es la vocación de los "Héroes de la
Fe", los mártires, Juan el Bautista, nació como un niño de
promesa y prueba. La promesa a Zacarías siempre es hermosa, "Su
hijo Juan va a ser grande en los ojos de Dios y de los hombres. El va a
caminar delante de Dios con el espíritu y el poder de Elías. El va a
preparar la venida del Salvador y entregar su propia vida para defender
su propio pueblo". La prueba siempre es dura. "Tú esposa
Isabel te dará un hijo al que llamarás Juan. Pero, cómo, yo puedo
creer esto? Dijo Zacarías, yo soy viejo y mi esposa también. Zacarías,
dijo el ángel, por no creer en mi mensaje quedarás mudo hasta el día
en que sucedan estas cosas. Todos los familiares se regocijaron en su
nacimiento, pero admiraron que su nombre sería Juan. Cuando Zacarías
recobró su voz, otra vez comenzó a alabar a Dios por haber cumplido
sus promesas. Enseguida, todavía muy niño, Juan se fue al desierto
para fortalecer su alma profética en la escuela de Elías el más
grande de los profetas. El crecía en el silencio de la oración y
penitencia. Su vestido era piel de camello y su comida miel silvestre
con langosta. Ya bien crecido en la fortaleza de los hombres verticales
de Fe y penitencias, Juan salió para predicar.
Con mucho coraje y amor Juan gritó, "Preparen los senderos
del Señor, enderecen sus caminos". Su mensaje de conversión salió
con el bautismo de penitencia. Cuando los fariseos quisieron ser
bautizados, Juan les dijo, "Raza de víboras, ¿quién les ha dicho
que evitarán el castigo que se acerca? Muestren los frutos de una
sincera conversión en vez de pensar: Nosotros somos hijos de Abraham.
El fuego que arde en su corazón llenó su palabra con la fuerza de Elías.
La autenticidad de su vida convenció al pueblo que Juan había sido
mandado por Dios. La humildad de su mensaje invitó a las multitudes a
tomar una nueva vida. "El que viene de arriba tiene que crecer y el
que está abajo tiene que desaparecer" "Yo no soy digno de
agacharme y desatar la correa de sus sandalias". La confianza
limitada en si mismo abrió su corazón a una confianza ilimitada en
Dios. El vino para dar testimonio de la Luz y reconocer que el no era la
Luz. La Voz del Padre, le prometió ver el Espíritu descender sobre el
Mesías y quedarse con El. Con la misma seguridad el le apuntó y le
dijo, "El es Cordero de Dios que quita el pecado del mundo". El coraje del desierto, la fortaleza del combate y la valentía del desafío profético movía su corazón a denunciar las injusticias de los líderes y anunciar el Reino de Cristo. Los celos por el Reino de su Padre movió a Juan a denunciar el adulterio de su rey, Herodes. "La mujer actual es la esposa de su hermano y ustedes viven en adulterio." Por su prédica profética fue encarcelado y decapitado, el mártir por la verdad de la Palabra de Dios. "La sangre de los mártires es la semilla de la Fe". El Precursor del Señor Jesús cumplió su ministerio y su misión, ser testigo de Dios y su Reino. El coraje de Juan en la soledad del desierto y su fortaleza en la Palabra Profética terminó en la cárcel torturado por su vida y su mensaje. Pero la victoria del gran Señor y Salvador siempre está en la Santa Cruz. Jesús murió porque es necesario que alguien sacrifique su vida por los demás. 99
HE COMBATIDO EL BUEN COMBATE El
combate espiritual es mucho más arduo que la lucha corporal. El trabajo
es como vencer la resistencia de la materia y dejar algo de mi espíritu
en la obra. Cada máquina es una encarnación de muchas ideas en el
metal. El universo materiales un desafío enfrentando la creatividad del
ser humano. Pero más al fondo cada criatura es un ser admirable que
invita a cada persona a descubrir los grandes secretos de la vida. El
que es puro existir ha soplado un participar de su existencia en cada
ser. Nada y nadie existe sin "El que es". Pero las piedras y
la tierra, los árboles y el río, los gatos y el perro quieren enseñarnos
antes de servirnos. Ellos tienen un mensaje de esperanza y entrega, de
alegrías y despego. "Mírame, ámame, pero déjame existir para
formar la verdad en tu mente y la bondad en tu corazón". Yo no soy
tu dios, pero soy un mensajero de El que es pura Luz. Yo no soy tu Señor,
pero soy un reflejo de El que es pura Bondad. Cuídame, protégeme,
quiero ser peregrino contigo en el jardín de amor. El que es pura
justicia ha puesto algo de sus reglas y normas en mi naturaleza para dar
cimientos sólidos a la búsqueda de la felicidad..
Cuando he terminado mi carrera de estudios científicos, comienza
mi crecer espiritual meditando lo moral escrito en el centro de mi corazón.
Mi conciencia despierta con grito, "Haga la bueno y evita lo
malo". Lo malo oscurece la luz en tu mente y apaga el fuego en tu
alma. La miseria es la recompensa por los desamores en el corazón y los
desordenes en el espíritu. Cuando los deseos carnales prevalecen sobre
los espirituales algo comienza a morir en mis ideales, mis esperanzas de
ser feliz. Contemplar las maravillas del Señor es renovar las fuerzas
de mi alma y reanimar los anhelos de vivir en paz. La lucha de lo viejo
contra lo nuevo está presente en la profundidad de mi ser y cansa mucho
caminar en los caminos del Señor. Hay ratos en que mi espíritu se
despierta de lo nuevo con rayos de amor y truenos de poder. La victoria
en el combate espiritual es para aquellos que vencen por la Fe el mundo
de tentación.
Quiero decir en el fin de mi vida terrenal, "Siempre he
tratado de ser fiel". Siempre traté de levantar a mis hermanos en
sus momentos afligidos y comunicarles un nuevo sentido de vivir. Juntos
tratamos de redimir la cultura de la muerte y construir las imágenes
que comunican relámpagos de vida. El que anda solo en este mundo es un
dios o un animal, y no un ser humano. El que busca el bienestar para sí
mismo y no para el otro encuentra las frustraciones de su egoísmo y las
caídas de sus combates. Todos queremos decir como Pablo, "He
combatido el buen combate, he terminado mi carrera, siempre he tratado
de ser fiel". La recompensa es grande en la presencia del Señor,
no solamente para mí, sino para todos mis hermanos que buscan al Señor.
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