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Libro 6 41 - 45 Cada una de estas páginas contiene 5 cartas |
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EL SEÑOR DE LA GLORIA |
“Ustedes, mis discípulos, son la sal de la tierra y la luz del
mundo”, dice Jesús. Qué agradable es ver los primeros rayos del sol
rompiendo la oscuridad de la noche. En la misma clara oscuridad de la
aurora están presente las bendiciones de cada día. Cuánto más
reveladora está la oscuridad de la Fe. Toda la confusión y
desorientación en los pensamientos humanos está esclarecida en la Luz
de Cristo. El gran sentido de la vida, y la vida eterna, brilla en la
conciencia de los pecadores más perdidos por los primeros rayos de la
Fe. San Agustín grita, ¡Ay de mí! Dime, Señor Dios Mío, que Tu eres
para mí. Di a mi alma: Yo soy tu salvación. Díselo de manera que lo
oiga. Mira, Señor: Los oídos de mi corazón están ante ti; ábrelos y
di a mi alma: Yo soy tu salvación. Correré tras estas palabras tuyas y
me aferraré a ti.
No me escondas tu rostro: "Muera yo, para que no muera, y
pueda así contemplarlo".
Pero una vez que la claridad de la fe está iluminando mi propio
corazón, yo quiero que la misma Luz brille en el mundo entero. Mi deseo
más sincero es ver mi pueblo caminando en la Luz de Cristo. La razón
es muy sencilla porque la Luz de la Fe en toda su oscuridad está
manifestando el gran secreto de los siglos: Dios vive y es un Dios de
los vivos que viven por El. Dios es Padre y es Padre de todos los que
creen en El. Dios está dando una recompensa muy hermosa a los creyentes
cada día; Ver su rostro como en un espejo nublado. Como Pablo dice,
"Miren que al presente vemos como en un mal espejo y en forma
confusa, pero entonces será cara a cara. Ahora solamente conozco en
parte, pero entonces le conoceré a El, como El me conoce a mi. Con
firme convicción profesaremos la Verdad de que la Luz brilla en las
tinieblas de mi pueblo y la noche oscura del pecado jamás la apagará.
Ahora, un paso más, un paso más de la clara oscuridad que es la
Fe. Como la lluvia baja del cielo fecundando y empapando la tierra así
la Luz de Cristo penetra la tierra dando gusto y sabor a la vida como
sal en la comida. ¡Que mis discípulos sean como "sal de la
tierra" comunicando una nueva vida con la esperanza al mundo
desesperado. Y si la sal pierde su fuerza y es incapaz de dar sabor a la
comida y fortalece al cuerpo humano ¿de qué sirve? De nada, es la
respuesta de Jesús. Por eso queremos mantenernos firmes en la Fe como
Pablo, "Se manifestó el Espíritu con su Poder, para que ustedes
creyeran, no ya por la sabiduría de un hombre, sino por el poder de
Dios.
"Dios es la Luz y en El no hay tinieblas", dice San
Juan. La gloria del Señor ilumina la mente de cada creyente
manifestando los secretos de Dios. Es una experiencia muy agradable,
solucionar los problemas de la vida humana: casarse o no; estudiar una
profesión o no; comenzar un negocio o no. Cuanto más feliz es una
persona cuando baña su espíritu en la sabiduría de Dios. "El ojo
no ha visto, el oído no ha escuchado, a nadie se le ocurrió pensar lo
que Dios ha preparado para los que aman". Para conocer a Dios con
sabor y gusto, hay que amarlo en primer lugar. Por eso el amor del Espíritu
Santo ha sido derramado en nuestros corazones manifestando la vida
misteriosa de Dios. La vida es la luz de los hombres que brilla en el
rostro de cada cristiano convertido al Señor.
Cuando alguien está caminando por los caminos del Señor, acercándose
al altar de su misericordia, hay un obstáculo bloqueando el encuentro -
las pequeñas enemistades, rencores y amarguras de la vida. Jesús dice,
"Si al llevar tu ofrenda al altar no estás en paz con tu hermano,
ve primero a reconciliarte con él; Luego presenta tu ofrenda”".
Entre las grandes obras de misericordia hay dos que son muy difíciles y
por eso, muy bendecidas. Perdonar a los que pecan contra ti, y amar a
los enemigos. Una de las normas más necesarias para salvar los
matrimonios y sanar las ofensas es: no peques por los pecados de tu
esposo o de tus hijos, sino más bien perdónales. Dios rechaza los
pecados, pero El ama a los pecadores, y así El quiere ver a sus hijos
en la tierra amando y perdonándose mutuamente los unos a los otros.
Ahora tu puedes entrar en el santuario del Señor para alabar, porque:
"Tu sangre me lava, tu fuego me quema, tu Espíritu Santo inunda mi
ser.
Una vez, muy en la presencia del Señor de la Gloria permite que
los deseos espirituales inunden tu corazón para glorificar a tu
Salvador. Todos los conflictos, peleas, disgustos en este mundo tienen
una sola causa; los deseos desordenados en el corazón. La búsqueda
espiritual a la paz con Dios tiene mucho éxito cuando los deseos
espirituales vencen a los deseos carnales. Intensifica los encuentros
con Cristo. "Como anhela la sierva estar junto al arroyo, así mi
alma desea Señor, estar contigo. Sediento estoy de Dios, del Dios que
me da vida, ¿cuándo iré a contemplar el rostro del Señor? El que me
permite los malos deseos, y manchar su corazón ya cometido el adulterio
sin ensuciar su cuerpo. El Señor quiere que seamos tan drásticos en
mantenerla vida interior limpia, tanto que dice, " Si tu ojo
derecho es ocasión de pecado para ti, sácatelo y tíralo lejos, por
que es más provechoso para ti perder una parte de tu cuerpo y no que
seas arrojado entero al infierno.
Tantas veces pensamos muy mal sobre el camino que lleva a la
felicidad. Leemos de la penitencias tan severas de una Santa Rosa de
Lima; durmiendo sobre vidrios rotos y nos sentimos cobardes frente al
heroísmo de ella. Otras veces escuchamos de un San Juan de la Cruz
orando noches enteras en éxtasis, con su cuarto bañado por la Luz
angelical, y reconocemos la debilidad aburrida en nuestras oraciones.
También vemos los viajes misioneros de San Francisco Javier ala
India, la China y Japón, con semejante sacrificio que nuestros vuelos
tan cómodos por aviones y barcos modernos, no merecen ningún mérito.
Pero el heroísmo que Jesús espera de sus discípulos es mucho más
sencillo y exigente. "¿Qué hay de nuevo si saludan a sus amigos?,
¿no lo hacen también los que no conocen a Dios? O si ustedes aman a
los que los aman, ¿Qué premio merecen?, ¿No obran así también los
pecadores?" La perfección que Jesús quiere de todos nosotros cada
día es saludar amablemente a las personas difíciles y desconocidas, a
nuestros enemigos y calumniadores. Aún más grande y más heroico es
amar a los que nos rechazan y nos burlan, a los que desprecian y
ridiculizan nuestras vidas. "Sean perfectos como es perfecto su
Padre que está en el cielo".
Un paso más, un paso más en el camino hacia la perfección que
nuestro Padre quiere, es la no violencia, la no resistencia a los
malvados. Vivimos rodeados de muchas presiones sociales y tensiones
nerviosas y la tentación es grito por grito, insulto por insulto y
golpe por golpe. Andamos con una espada en nuestro corazón y un
cuchillo en nuestra boca. Después del primer atentado contra la vida de
Mahadma Gandhi, su hijo le preguntó, "Papá, si yo estoy presente
en la próxima vez debo defenderte hasta matar al agresor?" Su
padre contestó, "Hijo, si hay una espada en tu corazón sácala y
defiéndeme. Pero, si hay paz en tu interior es mucho mejor permitirme
morir para salvar a mi pueblo". La sangre de los mártires, es la
semilla de la Fe Cristiana y el Primer Mártir nos enseña, "Preséntale
la mejilla izquierda al que te abofetea la derecha, y al que te arma
pleito por la ropa, entrégale también el manto. Si alguien te obliga a
llevarle la carga, llévasela el doble más llenos. Sean perfectos como
es perfecto su Padre, que está en el cielo".
En fin, Jesús nos da el ejemplo de nuestro Padre Celestial, que
hace brillar el sol sobre buenos y malos y caer la lluvia sobre justos y
pecadores. Así debemos amar a nuestros enemigos y orar por nuestros
perseguidores. Qué agradable es encontrar una persona que está
practicando la Santa indiferencia de Dios, en la vida diaria, y que está
rodeando su vida de personas que no pueden adularla y dar recompensa. A
San Luis de Francia le gustó mucho disfrazarse como un pobre y escuchar
mucho las críticas de su Reinado e invitar a los pobres y a los
miserables a su mesa. El paso grande de cambiar las injusticias no es
construir muros de separación y privilegios, sino sacar el odio y
rencor de nuestros corazones y construir puentes de paz. Sí, "Sean
perfectos, como es perfecto su Padre que está en el cielo"
El profeta Joel expresa el Espíritu Cristiano de Cuaresma con
mucha sencillez: "Dice el Señor, Vuelvan a mí, con todo corazón,
con ayuno, con llantos y con lamentos. Rasga tu corazón y no tus
vestidos, y vuelve a Yavé tu Dios, por que El es bondadoso y compasivo;
le cuesta enojarse, y grande es su misericordia; envía la desgracia,
pero luego perdona". Tomás de Aquino era un catedrático en la
Universidad de París y muy querido por sus alumnos. Un día terminando
una clase sobre el dolor, el sufrir en la vida humana, los estudiantes
le preguntaron:" Dónde tú has aprendido tanta sabiduría, en qué
libro o en qué centro de estudios. Nosotros también queremos irnos y
crecer así". El gran profesor contestó con un gesto apuntando un
crucifijo y les dijo: "Ese es el Libro de la Vida. Cada día hay
que abrir este libro y leer un capítulo nuevo. Este libro tiene mas
sabiduría que todas las bibliotecas y universidades en el mundo
entero".
La primera lección de la Santa Cruz de Jesús es el poder de
sufrir voluntariamente por los otros. Jesús, en la grandeza de su alma,
está ofreciendo su vida para perdonar los pecados, para liberar al
pecador y sanar a los enfermos. Cuando un criminal está muriendo en sus
crímenes y un pecador en sus pecados no hay salvación para nadie. Pero
cuando los inocentes, como Cristo sufren y mueren libremente, Dios en su
misericordia está salvando matrimonios difíciles y corazones cerrados.
La locura de la Cruz es más sabia que todos los sabios de este mundo y
la debilidad del crucificado es más poderosa que todos los ejércitos
de la tierra. Cuantos drogadictos son rescatados por las penitencias
voluntarias de Cuaresma y cuantas injusticias son corregidas por los
ayunos de la Iglesia en penitencia.
La segunda lección grande en abrir "el libro de la
vida" durante "los cuarenta días" es la necesidad de
purificar nuestras almas y limpiar nuestros corazones una cada año en
el espíritu comunitario.
Cuando la corrupción moral es tan generalizada como en Bolivia,
ahora los sacrificios libres de un pueblo entero son capaces de
renovarla faz de la tierra. Como Joel dice, "Congreguen al pueblo
imploren por la patria entera y digan, Dios, perdona a tu pueblo, y no
lo entregues al desprecio y a la burla de las naciones. ¿Acaso permitirás
que los paganos digan: ¿Dónde está tu Dios?". Oh, bondadoso
creador, escucha la voz de nuestras súplicas y el llanto que, mientras
dura el sacrosanto ayuno de estos cuarenta días, derrámanos. Haz que
contigo ya reconciliados, podamos dominar a nuestros cuerpos y, llenos
de tu amor y de tu gracia, no pequen más los corazones nuestros.
Cuando Dios lo llamó a Abraham, él vivía lejos de Palestina,
contento con su pueblo, su raza y su familia. Un día escuchó una voz
diciéndole, ` Abraham, deja tu País, tu gente y tu padre, y anda lejos
a una tierra desconocida poblada de personas muy distintas":
Abraham dejó todo y comenzó una aventura hermosa en este mundo:
Caminar por los caminos de fe, andar por las sendas de esperanza, palpar
las mañanas de alegría por el amor. Los caminos del Señor son
agradables, porque hay muchas promesas. Abraham clavó sus ojos de fe en
su Dios, y comenzó a andar con paso firme realizando las bendiciones de
Dios. "Haré de ti una nación grande y te bendeciré. Tu vida va a
ser una bendición para todos. Cuando tu estés bendiciendo a las
personas y sus casas, yo tu Dios, voy a multiplicar las cosechas,
proteger a los hijos y daré a todos una nueva vida."
De la nueva vida en Cristo, Pablo insiste mucho en sus Cartas. La
primera cualidad es sentirse salvado gratuitamente de los peligros más
grandes en la tierra; la depresión sin salida, la angustia sin consuelo
y la perturbación sin descanso. ¿Quién puede salvar a la persona
perdida en el desierto de la soledad de sí misma, sino el Salvador Jesús?
¿Quién puede llenar el vacío espiritual quitando el gusano que
consume la paz interior, sino el Cristo Libertador? .
¿Quién puede darle la victoria sobre los rencores y
resentimientos guardados por años, sino Cristo Salvador? Por eso
cantamos, "sencillamente hermoso, sencillamente grande, tu amor
esplendoroso, baña todo mi ser. Mi vida sin sentido, mis pensamientos
vanos tomaron otro rumbo, que El les señaló. A cambio de nada, a
cambio de nada".
Pero, más que nada, la nueva vida en Cristo es capaz de elevar
el corazón humano a la victoria de la Santa Cruz. Vemos a Jesús en su
experiencia tan fuerte de lo divino en el Monte Tabor, que su cara era
radiante como el sol y su ropa brillante como una luz. Hoy en día hay
muchos hermanos experimentando la belleza espiritual tan intensa en lo
interior, que el rostro queda radiante por varios días.
El mundo actual está repleto de placeres pasajeros, como la
droga, el sexo y el alcohol, que dejan efectos tristes y trágicos en la
familia y el trabajo. Cuaresma es el tiempo libre y propicio para subir
al monte Tabor con Jesús y compartir la experiencia de orar con El. |
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