Libro 5           17 - 20       Cada una de estas páginas contiene 4 cartas

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CARTA  19  
CARTA  20  


17    LA IGLESIA Y LA DEMOCRACIA

El domingo 30 de junio, terminó el Cuarto Encuentro Nacional de las Comunidades Eclesiales de Base, en Santa Cruz. En la misa de clausura participaron unos 320 delegados de toda Bolivia, obispos unos50 sacerdotes y religiosos y algunos observadores internacionales. El lema fue muy interesante, "Cómo se puede evangelizar con la cultura como punto de partida?" Una de las tendencias más importantes en la Iglesia post-conciliar, es la formación de pequeñas comunidades. La multiplicación de pequeñas comunidades, particularmente de base, es como una "esperanza de la Iglesia". Ellas destacan las relaciones personales en Cristo con una vitalidad del Espíritu. Sus reuniones se concentran en reflexiones de la Palabra de Dios encarnada en sus ambientes concretos en armonía con sus Pastores. (P.269). Así, la Iglesia en su despertar comunitario puede contribuir mucho a la democracia que está naciendo en todos los continentes después de los totalitarismos, sea de la derecha o de la izquierda. La Iglesia reconoce, además, cuanto de bueno se halla en el actual dinamismo social: sobre todo la evolución hacia la unidad, el proceso de una sana socialización civil y económica. La promoción de la unidad concuerda con la misión íntima de la iglesia..." (G.S. 42). En la última Encíclica "CENTESIMUS ANNUS". el Papa habla sobre lo esencial de la democracia, la democracia y la economía, y la democracia y la cultura. (C.A. 44-52).

LO ESENCIAL EN LA DEMOCRACIA

Nunca en los 100 años después de "Rerum Novarum", la iglesia habló tan bien y tan extensivo del "ideal democrático" como en "Centésimos Annus ". Los regímenes totalitarios no reconocen la existencia de la Verdad trascendental y no permiten la existencia libre de la Iglesia capaz de defender la verdad y los derechos. Por eso, no pueden aceptar la dignidad trascendental de la persona humana, su libertad personal y social y sus derechos. "La Iglesia aprecia el sistema de la democracia, en la medida en que asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas, y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamente de manera pacífica. Una auténtica democracia es posible solamente en un estado de derecho y sobre la base de una recta concepción de la persona humana" (N.A. 46). La democracia no es puro pragmatismo ni una nueva ideología. Los valores de la verdad trascendente, la dignidad y la libertad humana guían y orientan la actividad política. En un mundo sin verdad la libertad pierde su consistencia y la dignidad su defensa. Además, la democracia tiene su auténtico fundamento en los derechos humanos más básicos: vida, vivir en familia moral, la verdad, trabajo, formar un hogar, y sobre todo la libertad religiosa que es fuente y síntesis de lo demás. Sólo una visión coherente del bien común puede organizar con justicia y moralidad los intereses particulares.

LA DEMOCRACIA Y LA ECONOMÍA

 Para construir una economía social que oriente el funcionamiento del mercado libre hacia el bien común, el pueblo necesita la seguridad que garantiza la libertad personal en poseer la propiedad y hacer empresas. También la democracia exige un sistema monetario estable y servicios públicos eficientes para trabajar honradamente y disfrutar el fruto de su trabajo. En una democracia, la primera responsabilidad en el sector económico no es del Estado sino de cada persona y de los diversos grupos y asociaciones en que se articula la sociedad. El primer papel del Estado es de     r vigilar y encauzar el ejercicio de los derechos humanos en la economía. No es la función del Estado estructurar rígidamente la economía y sofocar la libre iniciativa de la función de las personas y empresas. Pero en una democracia, el estado tiene el deber de secundar las actividades económicas, fomentando condiciones y oportunidades de trabajo, prohibir monopolios y otras actividades dañinas al bien común. Además a veces el Estado tiene que actuar en suplencia en situaciones de excepción y temporalmente cuando las iniciativas personales y empresariales son inadecuadas. Pero la intervención estatal, fácilmente crece hasta establecer un Estado de bienestar asistencial con su burocracia exagerada violando el principio de subidiariedad. Siempre la Iglesia y otros grupos caritativos tienen que ayudar a cuidar a "las víctimas del desarrollo'. Para superar la mentalidad individualista, hoy día tan difundida, se requiere un compromiso concreto de solidaridad y caridad particularmente en la familia y otras sociedades intermedias. En una democracia, el estado y el mercado libre están para servir a la convivencia social y el bienestar económico de todos y no al revés" (C.A. 48 y 49).

LA DEMOCRACIA Y LA CULTURA

Una democracia, la búsqueda abierta de la verdad, que se renueva cada generación, caracteriza la cultura de la sociedad. El patrimonio de los valores heredados y adquiridos, es siempre objeto de pruebas por parte de los jóvenes en su propia vida. Los valores más vivos, actuales y personales en la tradición son válidos y siguen. Los otros más equivocados y obsoletos son sustituidos por otros más en consonancia con los tiempos" (C.A. 50). La evangelización se inserta también en la cultura de la sociedad para purificarla, enriquecerla y ayudarle en la verdad. Toda la actividad humana tiene lugar dentro de una cultura, y tiene una relación recíproca con ella. Por eso, la primera y más importante tarea en una democracia se realiza en el corazón de cada persona desarrollando su capacidad de autodominio, de sacrificio personal, de solidaridad y disponibilidad para promover el bien común. Hay que fomentar la verdadera cultura, la cultura de la paz contra los modelos falsos que anulan al ser humano en la masa, ignoran el papel de su creatividad y libertad y ponen la grandeza de la persona en sus dotes para la guerra y el conflicto. La iglesia contribuye mucho a la cultura de la paz, predicando la Verdad de la Creación, la Redención, la Hermandad y corresponsabilidad con todos. La nueva cultura que está naciendo es universal, es decir, todos los miembros de la familia humana son mis hermanos. Todos tienen que decir, "Nunca más la guerra!" Hay que eliminar las causas de la guerra y andar por los caminos de la paz. El otro nombre de la paz es el desarrollo integral. Hay una responsabilidad de evitar la guerra y otra de promover el desarrollo. Todos tienen que sensibilizar las conciencias y hacer un gran esfuerzo de comprensión recíproca con una concertación mundial de ayudar a los pobres, ello puede hacer su contribución a la deseada cultura de la paz. En fin, hay que añadir los nuevos bienes materiales y espirituales para que toda la familia tenga acceso a la cultura de la paz". 

      EL SER HUMANO ES EL CONO DE LA IGLESIA

            Hay un canto que dice, "Yo pensaba que el hombre era grande por su poder, grande por su saber, grande por su valor. Yo pensaba que el hombre era grande y me equivoqué, pues grande es sólo Dios." Como la primera alienación, y la causa de las otras alienaciones, es la negación, y la causa de las otras alienaciones, es la negación de Dios en la vida personal y social, así para entender la sociedad y el mundo entero bien, el punto de partida es el ser humano y la corona de su grandeza de Dios. Para la iglesia el ser humano en toda su plenitud es la punta del cono, y el todo del contenido del cono es su expansión creciente, es una expresión de la persona humana en familia, en los grupos sociales y en lo político. La apertura a Dios en la dimensión creciente es una expresión de la persona humana en familia, en los grupos sociales y en lo político. La apertura a Dios en la dimensión trascendental, es por los valores espirituales y religiosos. Los valores morales y éticos guían el desarrollo de cada persona en toda su integridad personal y social. Todo lo que está en la creación entera es para toda la humanidad. En el repartir de los bienes materiales e inmateriales a cada pueblo y a cada persona, la creación no pierde su fin global, todo es para todos, y en uso todo vuelve en común (C.A. 30-1). Durante el año 1.9911a Iglesia quiere conmemorar los cien años de su enseñanza social que comenzó con la Encíclica, "Remen Novarum" del Papa León XIII. También la nueva Encíclica, "Centésimus Amos". del Papa Juan Pablo II, merece mucha reflexión. "El ser humano es el cono de la Iglesia", este es el capítulo cuatro que destaca la Ecología y el nuevo sentido del trabajo y la propiedad.

LA PRIMERA RELACIÓN CON LA CREACIÓN - LA ECOLOGÍA

La ecología comienza recordándonos que la primera y originaria donación de todas las cosas es por parte de Dios. Cada criatura y toda la creación tienen su propia fisonomía, armonía y destino dado por Dios. La primera relación de parte de la humanidad es contemplativa y no utilitaria. Hay que reconocer, amar y admirar la realidad antes de descubrir su buen uso. Todos tienen que relacionar las cosas con la Verdad y desarrollar una acritud desinteresada, gratuita, estética que nace del asombro por el ser y la belleza que permite ver en la realidad visible el mensaje de Dios invisible que ha creado. Toda la humanidad debe desarrollar, cuidar y cultivar la creación, pero no traicionarla y destruirla. Tantas veces, en vez de colaborar con Dios en la obra de una nueva creación, el ser humano suplanta a Dios y con ello provoca la rebelión racional del ambiente natural, está aún la más grave, la destrucción del ambiente humano. No sólo la tierra ha sido dada por Dios al hombre, sino El mismo, es el don principal de Dios. Por eso es urgente hacer una ecología humana en general y en particular, una ecología social del trabajo en la urbanización moderna. También la familia tiene que recuperar su papel como la primera estructura fundamental a favor de la ecología humana, "como cultura y como santuario de la vida- (C.A. 37-39).

LA SEGUNDA RELACIÓN CON LA CREACIÓN - "EL TRABAJO"

La tierra es el primer don de Dios para el sustento de la vida humana. Pero la creación no da sus frutos sin una respuesta de cada persona al don de Dios-Trabajo. El ser humano usando su inteligencia y su libertad logra dominarla, hacerla su digna morada hasta ser suya-propiedad. El mismo trabajo es social, trabajar con otros y para otros. Hoy en día el mundo exige trabajo humano disciplinado y creativo con iniciativas para organizar el esfuerzo productivo, para satisfacer las necesidades del pueblo. Así, es posible organizar comunidades de trabajo cada vez más amplias y seguras que exigen muchas cualidades que dignifican a los obreros y hacen una economía de empresa posible. La empresa necesita más organización solidaria. Cuando los obreros no tienen las cualidades debidas, las empresas actuales son marginadas fácilmente, explotadas y aisladas del sistema. En muchos lugares del tercer mundo el capitalismo primitivo sigue con sus carencias humanas, valorizando las cosas más que las personas, y el "tener más" sobre el "ser más'. Como en el tiempo de "Rerum Novarum" . hay que abrir una lucha por la justicia, pero no por un socialismo. Lo que Dios quiere es una sociedad basada en el trabajo libre, la empresa libre, el mercado libre y con libre participación. Pero siempre el Estado y las fuerzas sociales tienen que ordenar la economía hacia el bien común de todos. La derrota del socialismo "real" no implica que el capitalismo liberal tiene la respuesta a lo nuevo. Hay que abrir la sociedad y su economía a todos los elementos en busca a un nuevo orden social más justo, fraterno, libre y solidario para todos.

LA TERCERA RELACIÓN CON LA CREACIÓN - "LA PROPIEDAD"

El Papa León XIII en "Rerum Novarum", afirmó enérgicamente el derecho natural ala propiedad privada en contra del socialismo. Este derecho fundamental en cada persona para su autonomía y su desarrollo, ha sido defendido a través de un siglo por la iglesia. Pero nunca es un derecho absoluto y exclusivo. Por su naturaleza, la propiedad tiene una índole social por el destino común de los bienes, particularmente en su uso. Pero en nuestro tiempo hay una forma de propiedad nueva que tiene una importancia no inferior a la tierra: es la propiedad del conocimiento, de la técnica y del saber. En este tipo de propiedad, mucho más que en los recursos naturales, se funda la riqueza de las naciones industrializadas. Con cierta excelencia en la tecnología científica, es posible mejorar mucho la calidad de los bienes y no solamente la cantidad: calidad de la mercancía que se produce y se consume calidad de los servicios que se disfrutan; calidad del ambiente y de la vida en general. El peligro es olvidar la concepción auténtica de la persona y su verdadera felicidad y crear hábitos de consumo y estilos de vida ilícitos y dañinos: el consumismo. La droga y la pornografía son expresiones de la sociedad consumista. Hay que mantener estilos de vida en los cuales la búsqueda de la verdad, lo bueno y lo bello en comunión con otras personas son los elementos espirituales y morales que determinan las opciones de ahorro, consumo e inversiones. Todo el sistema económico y socio-cultural tiene que ser guiado por los valores éticos y religiosos. Toda la economía, como las otras actividades sociales, tienen que servir a la libertad humana integral cuyo centro es ético y religioso. (C.A. 30-42).

 LA HISTORIA HUMANA ES EL TALLER DE LA IGLESIA CENTESIMUS ANNUS

La primera misión de la Iglesia en el mundo actual es leer los signos de nuestro tiempo. Después de abrir los ojos y ver lo que está pasando hay que dar una interpretación de Fe. En fin, el paso final es comprometerse con los cambios de tal forma que el Reino de Cristo esté penetrando todo lo humano. Cuando el Papa León XIII miró la situación histórica hace un siglo, era tal, que su reacción era muy profética y novedosa. El veía un mundo lleno de incógnitas y esperanzas de toda clase. Pero todos los gobiernos, filósofos y pensadores estaban confundidos y preocupados de una cosa sobre los demás, "La cuestión Obrera". El conflicto entre el capital y el trabajo, entre los ricos, dueños y los pobres, obreros, era tan agudo que la sociedad estaba dividida en dos grupos. La Iglesia tenía que interesarse como nunca en lo social y ayudarle al mundo a descubrir nuevas soluciones a los nuevos problemas. Salió "Rerum Novarum", llamada la "Carta Magna de los Obreros". La Encíclica sobre la "Cuestión Obrera" es pues, una Encíclica sobre los pobres y sobre la terrible condición a la que el nuevo, y con frecuencia, violento proceso de industrialización había reducido a grandes multitudes. Así comenzó la enseñanza social de la Iglesia hace un siglo. El Papa actual publicó una nueva encíclica, "Centésismus annus", el 1° de mayo de 1.991, para conmemorar y agradecer a Dios por una bendición tan grande y para proyectar la misma enseñanza social hacia el nuevo milenio de Cristianismo que está por empezar. La Encíclica tiene dos partes: La iglesia y la historia humana, y la Iglesia y la persona humana. La parte histórica trata del contenido general de "Rerum Novarum" , la etapa de 1.891 -1.988 y 1.989.

RASGOS CARACTERÍSTICOS DE LA RERUM NOVARUM" 1.891

La cuestión Obrera y la "Magna Carta a los Obreros", es el sentido de "Rerum Novarun". Nuevas realidades necesitaban nuevas orientaciones. La evangelización del mundo exige luces y fuerzas del Evangelio para dar esperanzas al pueblo. El punto principal en Rerum Novarum es la dignidad del trabajador y sus derechos fundamentales. El trabajo es una actividad muy personal y siempre social. El trabajo dignifica la persona y construye el mundo. León XIII insiste que el socialismo no puede solucionar la cuestión obrera porque niega el derecho natural del obrero mismo ala propiedad. Además, es contra el derecho natural de cada persona, cada familia y la misma sociedad. El derecho de la propiedad privada no es absoluto, porque Dios hizo todo para todos. Los sindicatos de obreros tienen derecho y deber natural de existir y ser la fuerza principal en solucionar la cuestión obrera. La Encíclica insiste en los derechos a un trabajo humanizado en ambiente y necesidades personales como el descanso. El salario justo y familiar es otro derecho natural. El Estado tiene el santo deber de proteger a la clase obrera contra el "capitalismo salvaje" de su tiempo. Ni el socialismo ni el liberalismo pueden dar solución ala cuestión obrera por falsificar el papel del Estado en la economía. La iglesia tiene un papel grande en fomentar la solidaridad, que es la amistad o el amor social. También la Iglesia tiene que defender la dignidad de cada persona y particularmente a los trabajadores y el trabajo.

HACIA LAS "COSAS NUEVAS" DE HOY 1.891 - 1.988

No hay duda, "Rerum Novarum" abrió la iglesia a un siglo de orientaciones sociales, tratando de contestar a la "Cuestión Social" en sus cambios. Pero en el mundo nadie quiso escuchar las admoniciones contra las soluciones del socialismo "real" y peor todavía, el Marxismo. Por los abusos de un capitalismo liberal, el socialismo Marxista crecía como la única manera de defender a la clase obrera y construir una sociedad nueva bajo la dirección del partido Comunista. Cuando ganó el poder en la Unión Soviética en 1.917, Europa Oriental en 1.941, China en 1.948 y Cuba en 1.918, aparecía el mundo mismo dividido en Oeste-Capitalista y Este-Marxista con la "Guerra Fría". Pero el sistema Marxista comenzó a manifestarse más y más totalitario, ateo y fundado sobre una antropología falsa. Además, la lucha de clases como el motor del cambio social auténtico producía otro tipo de militarismo e imperialismo. De otro lado el capitalismo comenzó a modificar mucho su sentido social a favor de los obreros garantizando sueldos más justos, sistemas de beneficios y compensación social. Los sindicatos ganaron muchas batallas sobre horas de trabajos, contratos y condiciones del trabajo, pensiones y seguros. En fin, comenzó una cultura del trabajo participando en ganancia, acciones y gestión de las empresas. Pero toda la dureza de ambos sistemas sobre la libertad sin límites producía la tragedia de las dos guerras mundiales. Después de 1.945 hasta 1.988, el mundo tenía un estado de no-guerra mundial sin paz. Ambos bloques provocaron muchas guerras limitadas y terrorismo por intereses ideológicos y poder. Pero en algunos países una esperanza nueva comenzó con sociedad democrática, justicia social, mercado libre con una economía sólida y muchos beneficios sociales hasta un estado de bienestar y sociedad de consumo. Por la descolonización muchos nuevos países comenzaron a existir con luchas ideológicas y la violencia. A pesar de que las Naciones Unidas producían un nuevo "derecho a las gentes", el mundo faltó a una manera de frenar la carrera armamentista y eliminar el peligro de una tercera guerra mundial, una guerra nuclear.

EL AÑO 1.989 

Nadie pudo creer las noticias. En pocos meses todos los países de Europa Central y Oriental se levantaron contra el yugo del Marxismo y el partido Comunista. Sin derramar de sangre, casi sin violencia el Socialismo Marxista cayó. Sin polémica académica y sin lucha ideológica el Marxismo fracasó. Por violar los derechos del trabajador, por construir un sistema económico, ineficiente que no producía lo necesario y por crear un vacío espiritual ateísta particularmente en los jóvenes, el Comunismo Marxista no sirvió para solucionar las cuestiones sociales. El ser humano y su cultura necesitan al Dios verdadero y su religión. Este "Milagro", costó mucho sacrificio, sufrimiento y sobre todo oración. Pero ahora, quien puede construir lo nuevo?. La clase obrera es más favorable ala Iglesia y su defensa a los derechos humanos y una liberación integral. Pero hay muchos odios y rencores por las injusticias tan profundas. Nadie quiere regresar al capitalismo de antes. Ambos cisternas socio-económicos, el Socialismo marxista y el capitalismo liberal han fracasado. El momento es propicio y peligroso. Los países recién liberados necesitan mucho apoyo. La misma Unión Soviética está en una crisis económica, étnica y política total. El peligro es triple: Las fuerzas del totalitarismo todavía existen y pueden regresar. Los países más ricos no ofrecen los valores espirituales y morales, sino lo peor del consumismo y lo útil. El fundamentalismo religioso vuelve en algunos países haciendo el diálogo fraternal, solidario y ecuménico muy difícil. Pero todo lo bueno es posible en El que hace todo nuevo en su Espíritu.

 CENTESIMUS ANNUS

El ser Humano es el Cono, el Quicio, y el Camino de la Iglesia". Toda la doctrina social de la Iglesia tiene al ser humano como el principio, el centro y el fin de todo lo social. Pero el enfoque es mucho más mundial hasta ser planetario y no simplemente nacional o personal. La misma antropología cristiana renovada en la teología post-conciliar trata del ser humano, como hombre-mujer o mujer hombre en toda su integridad. Todos sienten que algo nuevo está sucediendo con un ritmo acelerado como nunca en la historia humana. Nadie podría imaginar que las ideologías del Marxismo y Liberalismo, tan popular ayer; hoy en día están marginadas de las orientaciones actuales. No solamente estamos en una etapa post-marxista, también entramos en una era postideológica. La derrota del Socialismo Marxista y el partido comunista en Europa Central y Oriental no es una victoria del Capitalismo liberal como la respuesta a lo nuevo. En los últimos tres capítulos de la Encíclica, "Centésimus Annus", el Papa está mirando el tercer milenio del Cristianismo que viene pronto. El está proyectando lo nuevo que está brotando en el ser humano como Cono, Quicio y Camino de la Iglesia.

EL SER HUMANO ES EL "CONO" DE LA IGLESIA

Un gran misterio, quién es el ser humano, está esclarecido sólo en Dios-Hecho-Hombre, Jesucristo. En El, vemos la grandeza de cada persona como el Don principal de la creación y la bajeza de toda la humanidad como "una masa de perdición", sin Cristo. La primera relación de cada persona con la creación es ecológica y no económica. Dios hizo al ser humano para leer en las cosas visibles el Mensaje de Dios invisible. Su postura vertical es para contemplar la Verdad en cada criatura, amar lo bueno presente y admirar lo bello en las maravillas de Dios. Una ecología humana social es urgente para descubrir y respetar la originaria donación de Dios, que dio a la creación su orden armónico y como ecosistema. En seguida, viene la segunda relación al don de Dios para el sustento humano- el trabajo. Hoy en día el trabajo es una actividad netamente social, con y para otros. La disciplina y la creatividad de reconocer las necesidades y las posibilidades del mundo en desarrollo es una parte esencial del trabajo. La tercera relación es propiedad. La iglesia siempre insiste, que la propiedad privada es básica en cada pueblo, pero con su dimensión social. Existe una nueva forma de propiedad que es el conocimiento, la técnica y el saber. La riqueza de la propiedad, ahora no es tanto la tierra, sino la tecnología científica. La empresa libre como comunidad humana del trabajo es mucho más importante que el capital y la tierra. El tercer mundo de los pobres es rápidamente marginado, explotado, aislado y superado por las exigencias modernas. El capitalismo de los ricos rápidamente produce la sociedad del consumo, de la droga y la alienación de Dios y el ser humano en sus valores espirituales y morales. Lo nuevo exige un sistema económico libre en empresa, mercado, trabajo y propiedad, pero social en su orientación al bien común.

EL SER HUMANO ES EL "QUICIO" DE LA IGLESIA

Al abrir cualquier libro, hay una parte pequeña en el centro para unir los dos lados. Así, para abrir el libro de un país, la Iglesia encuentra ala persona humana como el quicio para unirlos dos lados de la sociedad, la cultura y el Estado. Todas las formas totalitarias niegan la dimensión trascendente del ser humano y no pueden permitir la libertad a la iglesia. Por eso, la iglesia apoya el "ideal democrático' que asegura la participación de los ciudadanos en la opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes... Una auténtica democracia es posible solamente en un estado de derecho y sobre la base de una recta concepción de la persona humana' (C.A. 40). Hablar de democracia es hablar de los cinco derechos humanos protegidos por el derecho de la libertad religiosa. La misma libertad en una democracia, tiene sus raíces en la seguridad que el que trabaja puede ser libre de disponer del fruto de su trabajo y vivir en paz. La primera responsabilidad económica no es del Estado sino de cada persona y de los grupos dedicados a la economía. El Estado tiene que vigilar que toda la actividad económica esté ordenada hacia el bien común, controlando muchos abusos y tiene que cumplir una suplencia cuando los elementos responsables no realizan sus funciones. La solidaridad social es indispensable para fomentar cierta hermandad en el pueblo y promover la justicia social. La cultura de cada país exige una encarnación flexible de los valores de un pueblo. Cada generación de jóvenes va a probar los valores socio-culturales, rechazando algunos y modificando otros. La verdadera cultura de la paz y el trabajo tiene que ser implantada en el corazón de todos. Hoy en día es necesario fomentar una cultura universal de la unidad de la familia humana que dice, Nunca jamás la guerra!

EL SER HUMANO ES EL "CAMINO" DE LA IGLESIA

El ser humano es el primer camino que la Iglesia debe recorrer en el cumplimiento de su misión salvífica. La Iglesia quiere caminar por cada persona concreta, histórica y real. El ser humano en toda su integridad es personal y social, corporal y espiritual. La Iglesia siempre destaca la persona humana renacida, hijo de Dios, mandado para construir el Reino de Cristo en la historia humana. Ella tiene que buscar una respuesta ala cuestión social en cada generación más en acción y obras que en teoría y visión. Su primer paso en expresar y amor hacia los pobres, es encarnar su gracia en lo justo. El nuevo orden mundial es planetario en su extensión, y lo justo abarca el bien común del universo entero. Pero la justicia no es suficiente para construir el Reino de Cristo. Falta lo que es peculiar al Cristianismo, el Amor del Señor. Hay que incorporar la contribución de las ciencias modernas y de las otras religiones. Hay que defender "el camino" de las visiones falsas e ilusorias y los sistemas totalitarios. Pero sobre todo los valores espirituales y religiosos, que la iglesia tiene como patrimonio peculiar, constituyen la necesidad más apremiante en la conversión de corazones, la transformación de estructuras y el cambio de actitudes. Así, la Iglesia se acerca al nuevo milenio del Cristianismo, caminando por los caminos de los hombres y las mujeres nuevas, renacidos en el Señor. Y la Iglesia está convencida de que lo que es verdaderamente novedoso viene de El que prometió hacer todo nuevo.

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