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Libro 7 Cartas 41 al 44 | |||||||||||
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¡Cuaresma!
Los 40 días para purificar el corazón en el fuego de la Santa Cruz.
Los 40 días para recuperar la primacía de la espiritualidad
sobre lo material. Los
40 días muy privilegiados en la madurez de la penitencia para vivir la
misericordia de Cristo hacia los pobres de Dios. Como el atleta se entrena muy especialmente para ganar los
partidos más importantes, así los Cristianos dedican sus mejores fuerzas durante Cuaresma para ganar el combate
espiritual. Sin
duda, desde antiguamente, los convertidos a Cristo dedicaron las 6
semanas de Cuaresma a la
santa Cruz de Jesús. Los
ayunos y las abstinencias, las mortificaciones y
las disciplinas producen 4
efectos grandes en el Cristianismo dedicado al Reino de Cristo en la
tierra: reprime los vicios;
eleva la mente; aumenta las fuerzas espirituales; da un premio
victorioso sobre la carne.
El otro día escuchamos un testimonio maravilloso del poder de la
Santa Cruz en reprimir los vicios.
Un hombre había pasado 20 años como alcohólico, 10 años como
drogadicto, y 10 años divorciado. El
tomó la decisión, como muchos de los santos, de pasar cuaresma
comiendo nada más que pan y agua, orando por lo menos 3 horas cada día
a los pies de la Santa Cruz arrodillado, y dedicando cada din de semana
a las obras de misericordia.
Las primeras dos semanas pasaron como un martirio verdadero, pero
dos semanas más y El Espíritu Santo entró como fuego
en su corazón, ardiendo con tanta intensidad, que este pobre
borracho, drogadicto y mujeriego, dejó completamente los vicios con
mucha alegría en su corazón. Ya
12 años más tarde, el sigue libre
de la carne y consagrado totalmente al Reino de Cristo.
También el espíritu de Cuaresma eleva la mente a la presencia
de Dios para regocijarles en la Luz de Jesús.
Como el alma puede estar encarnada en el cuerpo material, sin
sentir su dignidad espiritual, así la luz de la mente está sumergida
en la oscuridad del cerebro. Pero
con las penitencias de Cuaresma el cuerpo es mucho más liviano y el
cerebro hace sus mismos estudios con lucidez y facilidad. Por eso muchos de los famosos filósofos practicaron una
disciplina muy estricta en sus comidas, sueños y bebidas para
regocijarles en un luz brillante durante sus meditaciones.
Todos nos sentimos muy débiles frente a las tentaciones de la
nueva cultura. Tantas veces
sabemos lo bueno, queremos los bueno, pero hacemos lo malo.
¿Quién puede librarme de las contradicciones de la
carne sino Jesús y
la Santa Cruz? Un amigo
nos dijo que gracias al espíritu de penitencia durante seis años
en lo Carismático, él se sentía
mucho más fuerte que antes en el espíritu de sacrificarse por
sus hijos. Más antes el
egoísmo era mucho más fuerte que su generosidad y toda la familia
sufrió las privaciones de la pobreza. Pero el incentivo más fuerte de hacer las penitencias de Cuaresma es la Vida Eterna, la Patria Celestial. Como Pablo dice, si los muertos no resucitan, come, bebe y diviértete, porque mañana te mueres y no hay más. Cultivando el espíritu de penitencia durante Cuaresma, todos sienten la Gloria de la Cruz más y más, presente y real. El premio de la Cruz comienza en la tierra, pero su corona está en el cielo. Los héroes de la Fe, los mártires, son los testigos vivos del poder de la Cruz. Monseñor
Juan Phordoy ya se fue.
Es muy difícil decir que él murió, porque cuando vivía en
cuerpo, vivía una vida espiritual
tan profunda que su
muerte es muy secundaria en esta vida.
EL participó tres veces en los Congresos del Nuevo Pentecostés
en La Mansión. Su humildad
personal y ministerial era tan profunda,
que muchos pensaron que el no tenía mucha capacidad.
Pero cuando el comenzó a predicar o confesar era como otra
persona llena de vida y misericordia. Era
el “campeón” de la
vida austera durante los Congresos.
Durante la semana entera nosotros nunca los vimos comer una
comida sólida. Su comida y bebida era tomar mate con azúcar unas cinco
veces al día. Era un
hombre que vivía orando en los momentos libres porque pasó casi 10
horas cada día, orando y confesando.
Su diversión y su gran alegría era charlar y jugar con los niños.
Todos los sacerdotes presentes durante los tres Congresos con él,
recibieron un ejemplo hermosos de cómo es llevar el sacerdocio
ministerial de Jesucristo con dignidad y poder.
Como director espiritual, confesor o amigo, él recibió
iluminaciones extraordinarias del Espíritu.
Cuando recibimos la noticia de su muerte la reacción de todos
era bien expresada por un sacerdote, “¡qué bien para todos
nosotros, porque tenemos un gran amigos en el cielo que amó
mucho a La Mansión y sus celebraciones. Si sus oraciones y ministerios
era tan bendecidos en la tierra, cuanto más en el cielo!
El Espíritu de Cuaresma está bien expresado en el testimonio de
vida, una vida convertida y entregada al señor.
“El hombre no vive solamente de pan, sino de cada palabrea que
sale de la boca de Jesús”. El que medita la Palabra de Dios y
conversa con Jesús crece en Fe y Amor.
Recién las celebraciones son fiestas de fe porque el rito y las
ceremonias son signos sagrados que verdaderamente comunican la nueva
vida de Cristo a aquellos
que participan con fe. EL
“Apartarse” al desierto de penitencia es para “entregarse” a Jesús
u su Iglesia con amor. La esperanza viva en la vida eterna, comunica vitalidad a todas
las esperanzas humanas. El
amor que es la Caridad crece con la Gracia de Dios ardiendo en el corazón.
Cuando las penitencias comunican
poder a las oraciones, el Cristiano se siente llamado a la
misericordia. Tres
realidades constituyen el programa bendecido en Cuaresma:
la oración que muestra el camino que la penitencia realiza con
el espíritu de hermandad con aquellos que sufren al miseria.
Oración, penitencia y misericordia viven compenetrados con el
Amor del espíritu. Sólo
dios puede santificar su Iglesia en el Espíritu de la santa cruz.
Oh, Salve Santa Cruz de Jesús, que mereció el perdón de los
pecados, la ayuda de tu Gracia y la vida eterna. Oh,
Salve, Santa Cruz de Jesús, que venció a Satanás, que manifestó la
victoria de Cristo y comunicó la alegría cristiana.
Que gloriosa es la victoria de Jesús en la santa cruz, que vence
las debilidades humanas y aumenta las fuerzas Cristianas. Sí, nuestro gran amigo, Juan Phordoy, ya se fue. Pero el vive, el vive con Cristo Jesús. Aquellos que comparten la Vida con Jesús ya viven también en comunión con sus amigos en el cielo y en la tierra.
Prometo victoria en el combate espiritual a aquellos que cultivan
el silencio. El
silencio es el “Padre de los Predicadores”, y la “Madre de los
adoradores”. Para escuchar la voz interior hay que callar la voz
exterior. Entre las armas más
eficaces en el combate espiritual está el silencio.
Pensamos en un silencio lleno de vida y no en un silencio vacío
de amor. Algunos
experimentan un silencio de venganza como castigo por hablar mal del prójimo. El silencio en un bosque exterior es como los sueños en el
mar interior. El silencio
es una penitencia ofrecido a nuestro Padre, produce la disciplina de los
discípulos del Señor. Los
animales no hablan porque no tienen
una palabra interior que dirija el hablar exterior.
Los ángeles no hablan porque la comunicación espiritual es por
una comunión del Amor y no
por una voz que perturba el silencio de corazón.
La Palabra Eterna que se hizo carne por María en el silencio de
Nazaret, es la misma Palabra que engendra la vida nueva en los discípulos
del Señor.
La oración mental es más y más una comunicación en silencio
espiritual sin palabras. Uno de los efectos más hermosos del Don de
Lenguas, es producir el silencio espiritual en la luz interior.
En lenguas la mente no trabaja. Entonces el corazón es libre
para cantar su Amor al Señor sin los muros establecidos por
las ideas. Cuando
la mente no produce pensamientos humanos, el corazón es libre para
escuchar la voz de Dios. El
silencio espiritual es el primer paso interior para contemplar el Rostro
del Señor. Solamente
cuando la mente no trabaja por
la presencia de Dios, el espíritu humano es libre para volar al trono
de su Dios.
La comunicación más excelente
es por el contacto espiritual entre mentes y corazones abiertos a su Dios. Es
en la intensidad de la presencia espiritual que Dios infunde su espíritu
de alegría y paz. Las
prédicas y los milagros de Jesús constituyen las pruebas más grandes
que Jesús es Dios hecho hombre. Pero
el silencio durante toda la pasión y la muerte de Jesús significa la
victoria de lo divino sobre lo humano, el poder de sufrir en silencio
sobre la alegría de hablar. Durante los 40 días de cuaresma una de las penitencias más importantes es “Hablar solamente con Dios o de Dios”. El hablar con Dios y orar y meditar los misterios de la Fe en su presencia, es la bendición de los privilegiados en la Viña del Señor. La infusión por nuestro Padre. Todo el crecimiento espiritual brota con fuerza cuando hay silencio en el corazón. Los corazones más purificados en el Dolor de la Santa Cruz, comunican y crecen con el Espíritu más que con la boca. En el silencio espiritual los Cristianos aprenden a leer el “libro de la Vida” que es la Santa Cruz. Si la meditación es más escuchar que hablar, cuánto más la oración profunda en los interior es conversar con el amor más que con las palabras. El amor del Señor, comunica us mensaje del consuelo y paz sin palabras verbales y mentales. El silencio físico de un bosque y el silencio espiritual de un corazón son dos experiencias sencillas de una persona abierta para recibir y participar en el silencio del Amor.
La primera experiencia espiritual, es decir con convicción,
“Mi alma está en mis manos, no soy víctima de la fuerzas interiores
ni de las atracciones exteriores”. El camino que llega al dominio de sí mismo, es la moderación.
Aprendemos a evitar los excesos en comida, bebida y los placeres de
la carne, bajo la vigilancia de nuestros padres temprano en la vida. También desde la niñez los mismos familiares nos
orientan en vencer los defectos de huir por la cobardía que ofrece un
escape de la batalla. AL
misma moderación parece muy distinta cuando la medida de lo bueno y lo
malo viene de Jesucristo y su Evangelio.
La misma Cruz de Jesús da fuerza para evitar excesos de la carne
y vencer los defectos de la cobardía. Si
ustedes quieren ser mis discípulos, niéguense a sí mismos, tomen su
Cruz y anden en pos de mí”.
Pero un paso más en la vida espiritual es la disciplina,
que la felicidad Cristiana exige. Todos
nosotros tenemos una inclinación a los malo, un defecto, una debilidad
especial. Algunos casi no
sienten la violencia de los enojos con ganas de discutir y pelear.
Otros desde la niñez hasta la muerte sufren los impulsos de la
rabia con ganas de vengar y destruir.
Otros sienten ganas de atacar lo malo y no sufren mucha tentación
de escapar una confrontación con lo más mínimo en tragos y pitillos;
si no, el vicio se vuelve con más fuerza que antes.
La disciplina peculiar a cada persona no es agradable en
principio, pero después produce una paz que da la victoria
de ña Cruz sobre las debilidades humanas.
LE que llega a despreciar la vida fácil en la carne, salvará su
espíritu en el día del juicio.
Otro paso más en el espíritu de penitencia es la necesidad de sacrificarse
a sí mismo. Dios nunca
deja los sacrificios sin premio. La
actitud e Jesús, quien vino para servir y no ser servido, para dar su
vida, para redimir a so pecadores, es el Espíritu de sacrificarse
voluntariamente para que los otros sean felices.
Algo pasa en el corazón de personas muy generosas en sacrificarse
por los otros. Ellos
sienten una grandeza en su espíritu, una nobleza en sus almas, porque
la misericordia con los otros merece la misericordia de Dios. Como
dice Tobias, “la limosna no permite que el alma caiga en el
infierno” “No des tu espalda al pobre en su necesidad, y Dios nunca
te va a dar su espalda a ti en tu sufrir”.
El sacrificio de la Cruz es el ejemplo más glorioso porque el
Santo de Dios está dando su vida por los otros.
“Padre, perdónales a aquellos, porque no entienden los que
hacen”. |
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